La muchacha que no ha visto el mar, de Enrique González Martínez | Poema

    Poema en español
    La muchacha que no ha visto el mar

    Rosa, la pobre Rosa, no ha visto nunca el mar. 

    Echa a volar su sueño en el campo vecino, 
    a la alondra demanda el secreto del trino 
    cuando lanza a los vientos su canción matinal; 
    sabe de dónde nace la fuente rumorosa, 
    distingue con su nombre a cada mariposa 
    y oye correr el agua y se pone a soñar... 

    Yo le pregunto: Rosa, 
    ¿no has visto nunca el mar? 

    En infantil asombro menea dulcemente 
    la cabecita rubia, sobre la blanca frente 
    cruza por vez primera una sombra fugaz, 
    y se sacian sus ojos en el breve horizonte 
    que a dos pasos limitan la verdura del monte, 
    el arroyo de plata y el tupido juncal. 

    Oye hablar a la selva, cuya voz escondida 
    guarda aun su misterio... ¡Es tan corta la vida 
    para saberlo todo...! Siente la inmensidad 
    de lo breve y humilde en el ritmo diverso 
    que palpita en el alma de su pobre universo, 
    y ante lo ignoto siente un ansia de llorar. 

    Del instante que pasa, la virtud milagrosa 
    le revela el espíritu que vive en cada cosa 
    y su blanca inocencia pugna por alcanzar 
    un recóndito enigma... 

    Y yo pienso que Rosa 
    no ha visto nunca el mar...