Hay costra en el cristal de mis ojos.
Me duelen la espalda, el culo y la cabeza.
Sólo veo en un radio de metro y medio.
Y me asfixia este vaho.
La mujer coja de enfrente grita como una posesa.
Su compañero, el rarito, no tiene ni puta idea de imitar el acento argentino.
Pero lo intenta.
Una y otra vez.
Pretende hacerse el gracioso.
(No lo está consiguiendo).
Pulso la tecla + del control de volumen de mi mp3.
Kael Toffana me susurra al oído con fuerza.
'La ciudad está llena de fantasmas'.
El vagón chirría.
Próxima estación: Retiro.
Inspiro hondo y aguanto.
*
A las doce menos cuarto llego a casa.
Ceno dos huevos fritos y una hamburguesa fría.
En la tele echan un documental sobre F. Costello.
Bebo zumo de manzana.
Me lavo los dientes.
Discuto con mi novia por teléfono.
Y me tumbo en la cama para escribir esta mierda.
Mañana, si es que amanece, se juega otra ronda.
El escenario y los figurantes varían muy poco.
Y yo pierdo siempre.
(Ahora mismo, una extinción como la del Pérmico-Triásico me vendría de puta madre).