Tu cabeza, tu gesto, tu aire como un bello paisaje, son bellos; juguetea en tu cara la risa cual fresco viento en claro cielo.
El triste paseante al que rozas se deslumbra por la lozanía que brota como un resplandor de tus espaldas y tus brazos.
El restallante colorido de que salpicas tus tocados hace pensar a los poetas en un vivo ballet de flores.
Tus locos trajes son emblema de tu espíritu abigarrado; loca que me has enloquecido, tanto como te odio te amo.
Frecuentemente en el jardín por donde arrastro mi atonía, como una ironía he sentido que el sol desgarraba mi pecho;
Y el verdor y la primavera tanto hirieron mi corazón, que castigué sobre una flor la osadía de la Naturaleza.
Así, yo quisiera una noche, cuando la hora del placer llega, trepar sin ruido, como un cobarde, a los tesoros que te adornan,
A fin de castigar tu carne, de magullar tu seno absuelto y abrir a tu atónito flanco una larga y profunda herida.
Y, ¡vertiginosa dulzura! A través de esos nuevos labios, más deslumbrantes y más bellos, mi veneno inocularte, hermana.
Antonio Martínez Sarrión
Charles Baudelaire (París, 9 de abril de 1821 - 31 de agosto de 1867) fue poeta, traductor y crítico. Considerado el precursor del movimiento simbolista y de la poesía moderna, su vida estuvo marcada por una infancia difícil y por los excesos, lo que lo convirtió en un "poeta maldito". En 1857, tras la publicación de Las flores del mal, fue acusado por atentar contra la moral pública, por lo que seis de sus poemas no vieron la luz hasta 1949. Baudelaire es un genio de la literatura francesa, único en el dominio del ritmo y la forma, enfrentado y atraído durante toda su vida por lo divino y lo diabólico, por lo que sus poemas describen al ser humano más glorioso y más mísero a la vez. Algunas de sus obras son: Los salones (1845-1846), Los paraísos artificiales (1860), su única novela, La Fanfarlo (1847), sus diarios íntimos, Cohetes, y sus numerosas traducciones de la obra de Edgar Allan Poe.
Durante quince días me recluí en la habitación, rodeado de los libros de moda entonces -hará diez y seis o diez y siete años-; quiero decir de los libros en que se trata del arte de hacer a los pueblos dichosos, buenos y ricos en veinticuatro horas.
Hay fuertes perfumes para los que toda materia es porosa. Se diría que penetran el vaso. Al abrir un cofrecillo llegado del Oriente cuya cerradura rechina y se resiste chirriando,