Como ando por la casa diciéndote querido con fervorosa voz con desesperación de que pobre palabra no alcance a acariciarte a sacrificar algo a dar por ti la vida querido a convocarte a hacer algo por esto por este amor inválido. Y eso es todo querido. Digo querido y veo tus ojos todavía pegados a mis ojos como atados de amor mirándome mirándome mientras que nos amábamos mirándome tus ojos tu cara toda tú y era de vida o muerte estar así mirarnos. Y cierro las ventanas diciéndote querido querido y no me importa que estés en otra cosa y que ya ni te acuerdes. Yo me estoy detenida en tu mirar aquel en tu mirada aquella en nuestro amor mirándonos y voy enajenada por la casa apagando las luces guardando los vestidos pensando en ti mirándote sin dejarte caer anhelándote amándote diciéndote querido.
Transparentes los aires, transparentes la hoz de la mañana, los blancos montes tibios, los gestos de las olas, todo ese mar, todo ese mar que cumple su profunda tarea, el mar ensimismado, el mar, a esa hora de miel en que el instinto