La noche, de Idea Vilariño | Poema

    Poema en español
    La noche

    Es un oro imposible de comprender, un acabado 
    silencio que renace y se incorpora. 

    Las manos de la noche buscan el aire, el aire 
    se olvida sobre el mar, 
    el mar cerrado, 
    el mar, 
    solo en la noche, envuelto 
    en su gran soledad, 
    el hondo mar agonizando en vano... 

    El mar oliendo a algas moribundas y al sol, 
    la arena a musgo, a cielo, el cielo 
    a estrellas. La alta noche sin voces 
    deviniendo en sí misma, inagotada y plena, 
    es la mujer total con los ojos serenos 
    y el hombre silencioso olvidado en la playa, 
    el alto, el poderoso, el triste, 
    el que contempla, 
    conoce su poder que crea, ordena el mundo, 
    se vuelve a su conciencia que da fe de las cosas, 
    y el haz de los sentidos le limita la noche. 



       I 


    Concédeme esos cielos, esos mundos dormidos, 
    el peso del silencio, ese arco, ese abandono, 
    enciéndeme las manos, 
    ahóndame la vida 
    con la dádiva dulce que te pido. 

    Dame la luz sombría, apasionada y firme 
    de esos cielos lejanos, la armonía 
    de esos mundos sellados, 
    dame el límite mudo, el detenido 
    contorno de esas lunas de sombra, 
    su contenido canto. 

    Tú, el negado, da todo, 
    tú, el poderoso, pide, 
    tú, el silencioso, dame la dádiva dulcísima 
    de esa miel inmediata y sin sentido. 



       II 


    Estás solo, lo mismo. 

    Yo no toco tu vida, tu soledad, tu frente, 
    yo no soy en tu noche más que un lago, una copa, 
    más que un profundo lago, 
    en que puedes beber aun cerrados los ojos, 
    olvidado. 
    soy para ti como otra oscuridad, otra noche, 
    anticipo de la muerte, 
    lo que llega en el día frío el hombre espera, aguarda, 
    y llega y él se entrega a la noche, a una boca, 
    y el olvido total lo ciega y lo anonada. 

    Sin límites la noche, 
    pura, despierta, sola, 
    solícita al amor, ángel de todo gesto... 

    Estás solo, lo mismo. 
    Ebrio, lúcido, azul, olvidado del alma, 
    concédete a la hora.