El sol el sol su lumbre su afectuoso cuidado su coraje su gracia su olor caliente su alto en la mitad del día cayéndose y trepando por lo oscuro del cielo tambaleándose y de oro como un borracho puro.
Días de días noches temporadas para vivir así para morirse por favor por favor mano tendida lágrimas y limosnas y ayudas y favores y lástimas y dádivas.
Los muertos tironeando del corazón. La vida rechazando dándoles fuerte con el pie dándoles duro.
Todo crucificado y corrompido y podrido hasta el tuétano todo desvencijado impuro y a pedazos definitivamente fenecido esperando ya qué días de días.
Y el sol el sol su vuelo su celeste desidia su quehacer de amante de ocioso su pasión su amor inacabable su mirada amarilla cayendo y anegándose por lo puro del cielo como un borracho ardiente como un muerto encendido como un loco cegado en la mitad del día.
Transparentes los aires, transparentes la hoz de la mañana, los blancos montes tibios, los gestos de las olas, todo ese mar, todo ese mar que cumple su profunda tarea, el mar ensimismado, el mar, a esa hora de miel en que el instinto