Una palabra simple es suficiente.
Y aprender a cantar oyendo el río
que no sabe que canta en su corriente.
Y un buen amor, como tu amor y el mío.
Nada más de esa lágrima insincera
ni de aquella clausura en el espanto,
como el agua del pozo, que quisiera
cantar también, pero le falta el canto.
Y por una palabra que dijiste
y echó hacia atrás el frío de la nieve,
ayer la lluvia me dejaba triste
y hoy casi sonrío cuando llueve.
Una palabra simple y un lejano
crepúsculo de otoño sobre el río,
como mi mano, así, sobre tu mano,
y nada más para tu amor y el mío.
Música fácil para el sentimiento
como el sol en el patio de la casa,
y que la vida pase como el viento,
que ni se ve siquiera cuando pasa.