Quizás estando sola, de noche, en tu aposento oirás que alguien te llama sin que tu sepas quién y aprenderás entonces, que hay cosas como el viento que existen ciertamente, pero que no se ven...
Y también es posible que una tarde de hastío como florece un surco, te renazca un afán y aprenderás entonces que hay cosas como el río que se están yendo siempre, pero que no se van...
O al cruzar una calle, tu corazón risueño recordará una pena que no tuviste ayer y aprenderás entonces que hay cosas como el sueño, cosas que nunca han sido, pero que pueden ser...
Por más que tu prefieras ignorar estas cosas sabrás por qué suspiras oyendo una canción y aprenderás entonces que hay cosas como rosas, cosas que son hermosas, sin saber que lo son...
Y una tarde cualquiera, sentirás que te has ido y un soplo de ceniza regará tu jardín y aprenderás entonces, que el tiempo y el olvido son las únicas cosas que nunca tienen fin.
Te digo adiós, y acaso te quiero todavía. Quizá no he de olvidarte, pero te digo adiós. No sé si me quisiste... No sé si te quería... O tal vez nos quisimos demasiado los dos.
Vuestro amigo, es la respuesta a vuestras necesidades. Es vuestro campo, que sembráis con amor, y cosecháis con gratitud. Y es vuestra mesa, y el fuego de vuestro hogar. Porque acudís a él para saciar vuestra hambre. y lo buscáis en procura de paz.
Pasarás por mi vida sin saber que pasaste. Pasarás en silencio por mi amor y, al pasar, fingiré una sonrisa como un dulce contraste del dolor de quererte... y jamás lo sabrás.
Quizás estando sola, de noche, en tu aposento oirás que alguien te llama sin que tu sepas quién y aprenderás entonces, que hay cosas como el viento que existen ciertamente, pero que no se ven...
Recuerdo bien que te cerré la puerta. Sé que llamaste, y sé que no te abrí... Y ahora miro la puerta, y está abierta, y te siento de pronto junto a mí.