El pozo seco, de José Ángel Buesa | Poema

    Poema en español
    El pozo seco

    Dejé mi copa en el brocal maldito. 
    Grité hacia abajo, hacia el profundo hueco, 
    pero el coro sarcástico del eco 
    me devolvió multiplicado el grito. 

    Llegaba tarde: el pozo estaba seco. 
    Un gran golpe de viento llenó el pozo, 
    y, al recorrer su vertical garganta, 
    en su más honda hondura oí un sollozo, 
    donde cantaba el agua y ya no canta... 

    Brillaba entonces la primera estrella, 
    pero el anochecer amanecía 
    cuando me puse a comparar aquella 
    profunda sed del pozo con la mía. 

    Y allí dejé mi copa abandonada, 
    con un tardío gesto de homenaje 
    por quien se supo dar sin pedir nada 
    al que calmó su sed y siguió el viaje... 

    Y allí, junto al brocal ennegrecido, 
    y el cubo roto y la inservible rueda, 
    comprendí que no cabe en el olvido 
    la ingratitud de un agua que se ha ido 
    ni el espanto de un pozo que se queda...