Pasan los días y los años, corre la vida y uno no sabe por qué vive... Pasan los días y los años, llega la muerte y uno no sabe por qué muere. Y un día el hombre se pone a llorar sin más ni más, sin saber por qué llora por quién llora... y qué significa una lágrima. Luego, cuando otro día uno se va para siempre, sin que nadie lo sepa tampoco y sin saber quién es ni a qué ha venido aquí... piensa que tal vez vino sólo a llorar y aullar como un perro... por el perro de ayer que se fue, por el perro de mañana que vendrá y se irá también sin que se sepa adónde y por todos los pobres perros muertos del mundo. Porque ¿no es el hombre un pobre perro perdido y solitario sin amo y sin domicilio conocido?... Y no puede llorar y aullar el Hombre en el Viento sin más ni más... porque sí como aúlla el mar... ¿Por qué aúlla el mar? Señor Arcipreste... ¿Por qué aúlla el mar?
Aquí estoy... En este mundo todavía... Viejo y cansado... Esperando a que me llamen... Muchas veces he querido escaparme por la puerta maldita y condenada y siempre un ángel invisible me ha tocado en el hombro y me ha dicho severo:
Tu estabas dormida como el agua que duerme en la alberca... y yo llegué a ti como llega hasta el agua que duerme la piedra. Turbé tu remanso y en ondas de amor te quebraste como en ondas el agua que duerme se quiebra cuando llega