Ahora estoy de regreso, he llegado hace poco, soy nuevo en la ciudad... Y esto quiere decir: Me durmieron con un cuento... y me he despertado con un sueño. Voy a contar mi sueño, narradores de cuentos. Voy a contar mi sueño. Es un sueño sin lazos, sin espejos, sin anillos, sin redes, sin trampas y sin miedo.
Oíd: Soñé... ¡sueño! No soy un cuento. Vengo de más lejos... Soy y vengo del sueño. Y digo que soñar es querer, querer, querer... Querer escaparse del espejo, querer desenvolverse del ovillo, querer descoyuntarse de la dulce rosquilla de los cuentos, querer desenvolverse... prolongarse. Soñar es decir 4 veces, o 44 veces, o 4. 444 veces, por ejemplo: yo no quiero, yo no quiero, yo no quiero, yo no quiero verme en el tiempo ni en la tierra ni en el agua sujeto... Quiero verme en el viento. Quiero verme en el viento. Quiero verme en el viento. Quiero verme en el viento.
Oh, este dolor, este dolor de no tener ya lágrimas; este dolor de no tener ya llanto para regar el polvo. ¡Oh, este llanto de España, que ya no es más que arruga y sequedad... mueca, enjuta congoja de la tierra,
Aquí estoy... En este mundo todavía... Viejo y cansado... Esperando a que me llamen... Muchas veces he querido escaparme por la puerta maldita y condenada y siempre un ángel invisible me ha tocado en el hombro y me ha dicho severo:
Tu estabas dormida como el agua que duerme en la alberca... y yo llegué a ti como llega hasta el agua que duerme la piedra. Turbé tu remanso y en ondas de amor te quebraste como en ondas el agua que duerme se quiebra cuando llega