—Todos andan buscando, Sancho, una paloma por el mundo y nadie la encuentra. —Pero ¿qué paloma es la que buscan? —Es una paloma blanca que lleva en el pico el último rayo amoroso de luz que queda ya sobre la tierra. —Como la golondrina de Tristán. —Eso, como la golondrina de Tristán. Bien te acuerdas Sancho. Aquel cabello dorado de Isolda que dejó caer la golondrina sobre el hombro cansado del Rey era el rayo de amor que andaba buscando el hombre sobre la tierra Pero no es esto... Hay otra definición; te lo explicaré mejor: esa paloma que andan buscando es aquella que una vez se le posó en la cabeza a un pobre Nazareno en el Jordán; aquello si fue un buen juego de prestidigitación: un hombre sencillo entra a bañarse en el Jordán, se le posa una paloma blanca sobre la cabeza y sale de las aguas... convertido en el hijo de la Luz... en el hijo de Dios... en el hijo del Hombre... Y aquel juego se hizo sin trucos y sin trampas... por eso fue un gran milagro. ¡¡El gran milagro del mundo!! Desde entonces el Hombre vale más... Y desde entonces todos andan buscando esa paloma para que se haga otra vez el Milagro... ¡y el Hombre valga más!
Aquí estoy... En este mundo todavía... Viejo y cansado... Esperando a que me llamen... Muchas veces he querido escaparme por la puerta maldita y condenada y siempre un ángel invisible me ha tocado en el hombro y me ha dicho severo: