Ahora camino de noche porque las noches son claras... Y esta noche no hubo luna, no hubo luna amiga y blanca... y había pocas estrellas, pocas estrellas y pálidas...
Y era todo triste sin la luna amiga... y era todo negro sin la luna blanca.
No se veía la cinta de la carretera larga... los olivos del recuesto apenas se dibujaban... un murciélago pasó rozándome la cabeza con el ala... y me ladraron los perros en los bancales con saña. Sin luna todo era negro y triste... vi una luz allá lejana... y, a tientas, fui hasta la luz y en la luz pedí posada...
Esta noche no hubo luna... no hubo luna amiga y blanca... Y recordé aquella noche en que no vino mi amada...
y en que yo loco de amor, lleno de fiebre y de ansias... hice también alto en la primera posada...
Tu estabas dormida como el agua que duerme en la alberca... y yo llegué a ti como llega hasta el agua que duerme la piedra. Turbé tu remanso y en ondas de amor te quebraste como en ondas el agua que duerme se quiebra cuando llega
Aquí estoy... En este mundo todavía... Viejo y cansado... Esperando a que me llamen... Muchas veces he querido escaparme por la puerta maldita y condenada y siempre un ángel invisible me ha tocado en el hombro y me ha dicho severo: