No lo vendo por travieso ni porque a nadie ofende es alegre y juguetón y por las niñas se pierde niñas, guardaos de enojarle que mira que si arremete os podéis ver un día jugando con el juguete.
Que ni hiere, ni mata, ni pica, ni muerde.
Es alegre a todas horas y amanece o no amanece hay vecina que daría cuanto tiene por tenerle. Porque le conoce ya y porque son más de siete las noches que por pecar ha desafiado a la muerte.
Que ni hiere, ni mata, ni pica, ni muerde.
Es su condición tan noble que cuanto más furia tiene las niñas juegan con él al juego del esconderse. A mí me daba Juanilla la esposa de Antón Llorente una hora de descanso por un palmo del juguete.