Los búhos de cráneo transparente todas las mañanas engendran el mismo paisaje en sus ojos de allí parten las sonámbulas vestidas de frío para descender las desnudas escalas barométricas de allí parten galopando las pestañas para alcanzar la cumbre más alta de la pasión los búhos de cráneo transparente confunden el tiempo y la realidad confunden el hombre y la miseria confunden la ciencia con el sueño sólo la máquina de calcular puede aclarar la inmensa confusión que nos rodea es necesario calcularlo todo es necesario estudiar el origen de los precipicios calcular el número de mujeres de rostro roído por la niebla calcular la ferocidad de los dientes calcular los denominadores frenéticos calcular los ríos que corren por la memoria calcular las personas que se detienen bruscamente en los puentes calcular el vértigo de las láminas sumergidas calcular los escalofríos los castigos la buena voluntad que se enfría y calcular la distancia del hombre implacable que se incorpora para vomitar.
En voz muy baja para poder atravesar la fragilidad de tu sueño te haré la revelación de las formas te contaré la belleza de lo que nunca se vive las maravillas que nacen imprevistas de la intensidad del ardor
Con paso tranquilo los transeúntes avanzan hasta el umbral de las pupilas amantes negros ahuyentan a los perros enfurecidos es la hecatombe de la lujuria que se agita detrás de los rostros demudados con paso tranquilo
¿Ah sí, te has despertado? una mañana prodigiosa abre de par en par las ventanas el último árbol de la noche ha dejado una huella sobre la piel de tu frente.
Los búhos de cráneo transparente todas las mañanas engendran el mismo paisaje en sus ojos de allí parten las sonámbulas vestidas de frío para descender las desnudas escalas barométricas de allí parten galopando las pestañas