Pongo el índice sobre el detector. Pita. Se lo piensa. Pita de nuevo. 'Acceso correcto'. Soy el número treinta y cuatro. Entro en la habitación. En su interior, quince personas a las que únicamente conozco de vista. Teclean, se aburren. 'Buenas', digo. Alguno me saluda. Para el resto no existo.
Me siento frente al ordenador. Miro al fondo mientras arranca. Tras el cristal de MI ventana: la sierra. El argentino que tengo al lado habla por teléfono con una mexicana a la que acosaban en la escuela. Sostiene el móvil con el hombro, escribe y se compadece de ella. Me cae bien el barbitas este.
Nicole Kidman se fotografía con su hija. La Duma acepta a Medvédev como primer ministro. Las becas Erasmus crecen un 8\'5%. Los españoles quieren que sus hijos estudien chino. Y toda clase de mierdas. Además, ha fallecido Maurice Sendak. Lo cual me pone bastante triste.
De pronto, el redactor jefe se me cuelga del hombro. La cara picada. Pelusa gris en las mejillas. Alucinados ojos azules. Boca torcida. Y letra indescifrable. Se interesa por mi adaptación. Me propone temas. Bromea. Procura resultar agradable. Juraría que es un buen hombre. Pero su forma de hablar me ataca los nervios.
Mastico una manzana apoyado en el alféizar. Estoy en la habitación contigua a la redacción. Sala de reuniones y cocina. Miro pasar las nubes. Escucho ladrar a los perros. Y veo cagar a los pájaros. Pienso en escapar por el tejado.
De vuelta a mi silla. La pierna derecha me baila. Fátima Báñez se hace la dura. Sin haber cotizado en su puta vida. Si quieres que te contraten deberás controlar tres idiomas. ¡Ánimo, en tu CV pone 'inglés: nivel medio'! Los alumnos de una escuela australiana están en contra de la caza de ballenas. Porque su migración inunda el puerto de turistas. No lo sabías, ¿eh?
...
Las 19:58, según mi viejo Nokia. Apago, recojo y me voy. 'Hasta mañana', digo. Alguno me despide. Para el resto no existo.
Meo en los bañosde otra empresa. Segunda planta. Me lavo la cara. Bebo un poco de agua. Luego, salgo a la calle frotándome el ojo.
La chusta humea a pocos metros, junto a la mierda fresca de un perro-patada. A. debe de estar al caer. Nos recogerá en un C4 rojo con corazones pintados en los empañados cristales. Ya habrá dejado a su satisfecha novia en casa. (Más me vale).