Tu vieja almohada, raída, fiel, de anchura y dureza justas, ha sido sustituida por una nueva, sintética, de penetrante y desagradable
O L O R.
Materiales tóxicos.
Y cuando abres la nevera para tomarte un buen vaso de leche, descubres que en el brick pone 'NUEVA LECHE SIN LACTOSA'. Desde luego, esa no es tu leche. Ni, probablemente, la de nadie de por aquí cerca. Bueno, al menos no es de soja.
Los recuerdos atribulan, aunque no sólo. Los dolorosos cuesta sacárselos de la cabeza. Con tiempo y esfuerzo pueden sepultarse, malamente, pero siempre hay algo que los hace aflorar. Y desgarran muchas facetas, muy adentro. Los felices son aún peores.
Me hubiera gustado escribir la continuación de la historia de la hiedra moribunda. De verdad. Pero ha sido reemplazada por una rolliza planta de Aloe Vera.