No es que vengan,
golpeen
y se vayan.
No.
La cosa no funciona así.
Vienen,
golpean una vez,
siguen aquí,
golpean de nuevo,
más rápido,
más veces,
más profundo.
Y siguen mermando tus fuerzas
hasta que tu chica te mira a los ojos.
Y te dice que te quiere,
que eres el único,
etcétera.
Y tú la crees.
Y vuelves a ser feliz.
Hasta que el más mínimo detalle te recuerda que no,
que ni de coña.
Y el ciclo se reinicia.
Ojalá nadie la hubiese probado jamás.
Pidamos imposibles.