El futuro allí enfrente, riéndose de él.
El pasado detrás, atormentándolo.
'Suerte que tengo este whisky de oferta', pensó el niñato.
Y se sirvió otro chorro, procurando acertar en el vaso que se encontraba al otro lado de la ventana de lágrimas.
Cuando se quedó dormido, no se sentía mejor.
Pero sentía menos.
Y aquello constituía una notable mejoría.