Vidente alopécico, de Álvaro Sarró | Poema

    Poema en español
    Vidente alopécico

    Me vacío con ojos borrosos.
    En el minúsculo cuarto de baño de hombres hay también una rubia despampanante.
    Treinta y pocos gloriosos años.
    Su pelo me roza la cara.
    'Oye, estás tardando mucho, ¿no?'.
    Huele a cerveza, marihuana y sudor.
    Y vestigios de un sensual perfume.
    Respondo sin girarme.
    'Están las cosas muy malas'.
    Su novio, calvo y fornido, observa desde la puerta.
    A medio paso de nosotros.
    Parece estar pasándolo bien, bien.
    '¡Qué joven y qué alto eres, macho!', me dice.
    Sonrío y me encojo de hombros.
    La rubia se asoma por encima de mi hombro, para ver cómo voy.
    Sus pezones se clavan en mi espalda a través del vestido.
    Me empalmaría si no estuviese tan borracho.
    Termino.
    Me lavo las manos.
    El novio de la rubia me mira como a un hijo.
    Como al sobrino predilecto.
    'Tú vas a llegar lejos'.
    Vuelvo a sonreír, descoordinadamente.
    'Eso espero'.

    Y salgo en busca de más sangría.

    • La chusta humea a pocos metros, junto a la mierda fresca de un perro-patada.
      A. debe de estar al caer.
      Nos recogerá en un C4 rojo con corazones pintados en los empañados cristales.
      Ya habrá dejado a su satisfecha novia en casa.
      (Más me vale).

    • Los recuerdos atribulan, aunque no sólo.
      Los dolorosos cuesta sacárselos de la cabeza.
      Con tiempo y esfuerzo pueden sepultarse, malamente, pero siempre hay algo que los hace aflorar.
      Y desgarran muchas facetas, muy adentro.
      Los felices son aún peores.

    banner cuadrado de Audible
    banner horizontal de Audible