Es fría la luz de la memoria lo apenas entrevisto brilla con insistencia gira buscando el casco de botella o el charco de lluvia
tras cualquier puerta que se abre está la luna tan grande y plana tan fuera de lugar como si de un cuadro se tratara óleo sobre papel endurecido por el tiempo
así cayeron en la mente formas y colores casualidades azar que anuda sombras vuelcos en la negra marmita donde a borbotones se cuecen gozo y espanto
crece el yeso de un cielo mil veces lastimado mil veces blanqueado se borra el mundo y se vuelve a escribir hasta el último aliento
sólo esto eternidad aparente mísera astilla de luz en la entraña del animal que apenas estuvo
querido mío te recuerdo como la mejor canción esa apoteosis de gallos y estrellas que ya no eres que ya no soy que ya no seremos y sin embargo muy bien sabemos ambos que hablo por la boca pintada del silencio con agonía de mosca al final del verano
Suficientes razones, suficientes razones para colocar primero un pie y luego otro. Bajo ellos, no más grande que ellos ni más pequeña, la inevitable sombra que se adelanta y voltea la esquina, a tientas.