La muerte toma siempre la forma de la alcoba que nos contiene. Xavier Villaurrutia
Amémonos ahora, es duro el tiempo de la espera, vamos a hacer el trance más perfecto.
Ésta entre las demás horas es hermosa: hoy tus ojos están humedecidos.
(Tú duermes y yo velo para esconder tu sueño del ángel negro. )
Porque ya el aliento se desgasta y tu sonrisa en respirar se apura y porque el corazón, cada que da un latido es uno menos, líbrame de la muerte jinete que cabalga entre l alma y el tiempo.
Sálvame en el humor de espliego de los cuerpos, en el gemido último en la imaginería breve del deseo.
Sálvame de la imposible vida del delgado fantasma de la muerte que avanza en nuestro lecho, arrebata tus manos y me dibuja, resquebrajada, inerte mientras la piel se entrega y cae al suelo.
Nada hay como la prisa para amarse: todo se olvida; ven ahora y mientras en amor nos sepultamos seamos inmortales y simulemos que morimos luego.
Llega aquel ángel triste en sábanas cansadas con grandes ojos a mirarnos luego: amémonos ahora (no es tan tarde).
Polvo que seremos narrará nuestra historia y este momento extremo será uno más, -el nuestro- en la historia del cuerpo.