Pensamiento después del cine, de César Brañas | Poema

    Poema en español
    Pensamiento después del cine

    Con violetas de los cinematógrafos en las ojeras 
    y nostalgia de estanque en los ojos, 
    de estanque con lotos, 
    definitivamente en el amor naufragas, 
    isla flotante de pluma y nardo 
    en un mar de cabezas desoladas 
    y de huraños deseos. 

    Haces pensar nómade y frágil en mis manos y tan remota 
    en los caballos de las películas 
    que corren, que corren, que corren 
    miles de miles de millas de celuloide 
    para salvarte, 
    para salvarte del rapto de los bandoleros 
    que te llevan en el pavés de sus deseos, 
    y entregarte al fin incólume 
    como el sueño de una niña de cristal y malva 
    al héroe impecable de las películas. 

    Haces pensar en los peligros erizados de montañas, 
    de montañas de cartón que en las películas 
    sorprenden con minas de secretos y bandidos galantes, 
    aptos para el aplauso en flor de la galería. 
    Haces pensar en los incendios de bosques, 
    que se apagan en un beso de salvamento, 
    y en los raudales en que se precipita 
    la fuga de una barca perseguida 
    que a los pies del milagro se detiene, 
    y en las carreras de aeroplanos 
    que hincan certeras flechas de aluminio 
    en el corazón espeluznante del vacío, 
    y en las locomotoras que pasan 
    sobre las cabezas encogidas de los espectadores 
    laminando un grito de ficticias muertes. 

    Te desvaneces en un suspiro 
    y en un relámpago te amplías, 
    te amplías desmesuradamente como la muerte. 
    El brazo, para ceñirte, circunvala el mundo. 
    La luz, para recrearte, 
    se tortura en los obturadores burlando vigilancias 
    de directores siniestramente irreales. 
    ?Marchas a mi lado y no te siento, 
    marchas a mi lado y no te siento, 
    urdida mentira de los cinematógrafos, 
    viviente sólo a clareadas de luz y azogue: 
    en el deseo florecido, 
    Y en la instantánea retina del recuerdo.