veo gente vieja, jubilada en los supermercados
y son delgados y orgullosos
y están muriéndose
están hambrientos de pie y sin decir nada.
tiempo atrás, entre otras mentiras,
les enseñaron que el silencio era valentía.
ahora, habiendo trabajado toda una vida,
la inflación los ha atrapado.
miran alrededor
roban una uva
la mastican.
finalmente hacen una pequeñísima compra, la ganancia del día.
otra mentira que les enseñaron: no debes robar.
preferirían pasar hambre a robar
(una uva no es algo tan grave)
y en pequeñas habitaciones
leen los anuncios del mercado
pasan hambre
mueren sin emitir sonido
echados de pensiones
por jóvenes rubios de cabello largo
que los tirarán a la calle,
estos chicos de hermosos ojos
pensando en Las Vegas
en sexo y victoria.
es el orden de las cosas:
todos
probamos la miel
luego el cuchillo.