La pequeña Dorrit, de Charles Dickens - Alba Editorial

Después de más de veinte años en China ('Tengo tan pocas raíces que me arrastra la corriente'), Arthur Clennam vuelve a Londres convencido de haber desperdiciado su juventud y de que ya ha pasado para él el momento del amor. Su madre, una anciana inválida y siniestra, le recibe gélidamente en la habitación de la que lleva doce años sin salir, y en la que, al fondo, en la penumbra, cose una desventurada muchacha. Arthur se interesa en seguida por ella, sospechando que puede guardar la clave de un vergonzoso secreto familiar que su madre le oculta, y descubre que se trata de Amy Dorrit, nacida en la cárcel de deudores de Marshalsea, donde su padre, uno de los más antiguos presos, es toda una institución... Hay grandes mudanzas en esta novela -de la decepción a la esperanza, de la pobreza a la riqueza- pero un clima de restricción y falta de libertad se extiende por toda ella y unifica sus múltiples temas. La pequeña Dorrit (1855-1857), que presentamos íntegra en una nueva traducción de Ismael Attrache y Carmen Francí, es sin duda uno de los mejores Dickens, compendio monumental de su destreza narrativa, de su ingenio cómico y de su talento para crear ambientes y personajes. Pero quizá nunca Dickens había sido tan incisivo -o 'subversivo', como dijo G. B. Shaw de esta 'obra maestra entre las obras maestras'- en su sátira de la sociedad victoriana, a la que golpea implacablemente por su presunción y mezquindad, por su educación 'en el miedo y el escalofrío', por su infame sistema de clases y por la escandalosa incompetencia de sus instituciones.
Tapa dura
220 x 160 mm
952 páginas
8484286703
9788484286707

Charles Dickens (Portsmouth, 1812-Rochester, 1870) fue un novelista inglés victoriano y uno de los más conocidos de la literatura universal, que manejó con maestría la narración, la ironía y el dramatismo de la vida en una incisiva crítica social. Sus descripciones de personajes y ambientes, tanto reales como imaginarios son magistrales. Pasó su infancia en Londres y en Kent. Abandonó la escuela y se vio obligado a trabajar desde niño cuando encarcelaron a su padre por deudas. Su formación fue autodidacta, y su novela David Copperfield (1850) refleja esa violencia contra la infancia. A partir de 1827 publicó artículos en The Mirror of Parliament y The Morning Chronicle. La publicación por entregas de casi todas sus novelas creó una intensa relación con su público, y en ellas se pronunció sobre los asuntos de su tiempo. En aquellos años, evolucionó a la actitud socialmente comprometida de Oliver Twist

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