En tus ojos, de Delmira Agustini | Poema

    Poema en español
    En tus ojos

    ¡Ojos a toda luz y a toda sombra! 
    Heliotropos del Sueño! Plenos ojos 
    que encandiló el Milagro y que no asombra 
    jamás la vida... Eléctricos cerrojos 
    de profundas estancias; claros broches, 
    broches oscuros, húmedos, temblantes, 
    para un collar de días y de noches... 
    Bocas de abismo en labios centelleantes; 

    natas de amargas mares nunca vistas; 
    claras medallas; tétricos blasones; 
    capullos de dos noches imprevistas 
    y madreperlas de constelaciones... 

    ¿Sabes todas las cosas palpitantes, 
    inanimadas, claras, tenebrosas, 
    dulces, horrendas, juntas o distantes, 
    que pueden ser tus ojos?... ¡Tantas cosas 

    que se nombraran infinitamente!... 
    Maravilladas veladoras mías 
    que en fuego bordan visionariamente 
    la trama de mis noches y mis días!... 
    Lagos que son también una corriente... 

    ¡Jardines de los iris! devorados 
    por dos fuentes que eclipsan los tesoros 
    sombríos más sombríos, más preciados.. 
    Firmamentos en flor de meteoros; 

    fondos marinos, cristalinas grutas 
    donde se encastilló la Maravilla; 
    faros que apuntan misteriosas rutas... 
    Caminos temblorosos de una orilla 

    desconocida; lámparas votivas 
    que se nutren de espíritus humanos 
    y que el milagro enciende; gemas vivas 
    y hoy por gracia divina, ¡siemprevivas! 
    y en el azur del Arte, ¡astros hermanos!

    Delmira Agustini, destacada poetisa uruguaya, adscrita al modernismo, que inauguró con su obra lírica la trayectoria de la poesía femenina del siglo XX en el continente sudamericano. Formó parte de la llamada generación de 1900. Su obra se vincula a la corriente modernista rioplatense, dominada mayoritariamente por hombres, y contó con la admiración de las principales figuras de la época como el propio Rubén Darío, Miguel de Unamuno y Manuel Ugarte. La tónica general de su poesía es erótica, con imágenes de honda belleza y originalidad. El mundo de sus poemas es sombrío y atormentado, con versos de una musicalidad excepcional. Su lirismo llega a profundidades metafísicas que contrastan con su juventud. 

    • ¿Te acuerdas? 
      El arroyo fue la serpiente buena... 
      Yo muero extrañamente... 
      No me mata la Vida, 
      ¿Te acuerdas? 
      El arroyo fue la serpiente buena... 
      Fluía triste y triste como un llanto de ciego 
      cuando en las piedras grises 
      donde arraiga la pena 

    • ¡Ojos a toda luz y a toda sombra! 
      Heliotropos del Sueño! Plenos ojos 
      que encandiló el Milagro y que no asombra 
      jamás la vida... Eléctricos cerrojos 
      de profundas estancias; claros broches, 
      broches oscuros, húmedos, temblantes, 

    • Hoy han vuelto. 
      Por todos los senderos de la noche han venido 
      a llorar en mi lecho. 
      ¡Fueron tantos, son tantos! 
      Yo no sé cuáles viven, yo no sé cuál ha muerto. 
      Me lloraré yo misma para llorarlos todos. 
      La noche bebe el llanto como un pañuelo negro.