¡Ojos a toda luz y a toda sombra! Heliotropos del Sueño! Plenos ojos que encandiló el Milagro y que no asombra jamás la vida... Eléctricos cerrojos de profundas estancias; claros broches, broches oscuros, húmedos, temblantes, para un collar de días y de noches... Bocas de abismo en labios centelleantes;
natas de amargas mares nunca vistas; claras medallas; tétricos blasones; capullos de dos noches imprevistas y madreperlas de constelaciones...
¿Sabes todas las cosas palpitantes, inanimadas, claras, tenebrosas, dulces, horrendas, juntas o distantes, que pueden ser tus ojos?... ¡Tantas cosas
que se nombraran infinitamente!... Maravilladas veladoras mías que en fuego bordan visionariamente la trama de mis noches y mis días!... Lagos que son también una corriente...
¡Jardines de los iris! devorados por dos fuentes que eclipsan los tesoros sombríos más sombríos, más preciados.. Firmamentos en flor de meteoros;
fondos marinos, cristalinas grutas donde se encastilló la Maravilla; faros que apuntan misteriosas rutas... Caminos temblorosos de una orilla
desconocida; lámparas votivas que se nutren de espíritus humanos y que el milagro enciende; gemas vivas y hoy por gracia divina, ¡siemprevivas! y en el azur del Arte, ¡astros hermanos!
Amor, la noche estaba trágica y sollozante cuando tu llave de oro cantó en mi cerradura; luego, la puerta abierta sobre la sombra helante, tu forma fue una mancha de luz y de blancura.
¿Te acuerdas? El arroyo fue la serpiente buena... Yo muero extrañamente... No me mata la Vida, ¿Te acuerdas? El arroyo fue la serpiente buena... Fluía triste y triste como un llanto de ciego cuando en las piedras grises donde arraiga la pena
¡Ojos a toda luz y a toda sombra! Heliotropos del Sueño! Plenos ojos que encandiló el Milagro y que no asombra jamás la vida... Eléctricos cerrojos de profundas estancias; claros broches, broches oscuros, húmedos, temblantes,
Su idilio fue una larga sonrisa a cuatro labios... En el regazo cálido de rubia primavera amáronse talmente que entre sus dedos sabios palpitó la divina forma de la quimera.
Hoy han vuelto. Por todos los senderos de la noche han venido a llorar en mi lecho. ¡Fueron tantos, son tantos! Yo no sé cuáles viven, yo no sé cuál ha muerto. Me lloraré yo misma para llorarlos todos. La noche bebe el llanto como un pañuelo negro.