Mulas, médicos, sastres y letrados, corriendo por las calles a millones; duques, lacayos, damas y soplones, todos sin distinción arrebujados;
gran chusma de hidalguillos tolerados, cuyo examen lo hicieron los doblones, y un pegujal de diablos comadrones, que les tientan la onda a los casados;
arrendadores mil por excelencia; metidos a señores los piojosos; todo vicio, con nombre de decencia;
es burdel de holgazanes y de ociosos, donde hay libertad suma de conciencia para idiotas, malsines y tramposos.