Perra nostalgia danza croa, barrita, ladra ancha elefanta pareja para parar las almas de cabeza Cabecear llamear la cara espalda de la noviecita santa en la húmeda banca de San Sebastián
Decirle me amas y me ama porque a todos nos ama carambola dorada de tres bandas Amada falda larga bocaza roja, brasero en Justo Sierra y en San Ildefonso Besada excelsamente en la matiné del Goya luego manoseada avaramente atrinchilada abeja reina madre antorcha adolescente
Estaba el primer libro de Rafael Solana el primero de Octavio Se conspiraba se era pobre se empurpuraba la poesía porque queríamos ser recelar masturbar el viento aromar la algarabía al pie de los murales de Siqueiros y Orozco
Vagar estudiar criminalmente
Vagar ahora vagancia elefanta cocodrila de dieciséis patas Cafetear en el café del chino Alfonso y sabiamente huir beber absurdamente como asnos en celo
Danzar la perra danza (Preparatoria Nacional) mentársela a Kelsen (Escuela de Derecho) y emprender la fuga decisiva con pasos de tezontle y un hambre endemoniada
La Poesía es una santa laica liberalmente emputecida hasta el cansancio.
Ahora te soñé, así como eras: sin deslices en la voz, con inmóviles sombras en los brazos y tus genitales segundos de estatua. Así como eres todavía: copiándote a ti misma, cuando no eres ya sino la espuma de tu propia vida.
Este lánguido caer en brazos de una desconocida, esta brutal tarea de pisotear mariposas y sombras y cadáveres; este pensarse árbol, botella o chorro de alcohol, huella de pie dormido, navaja verde o negra; este instante durísimo en que una muchacha grita,