Elegía, de Efraín Huerta | Poema

    Poema en español
    Elegía

    Ahora te soñé, así como eras: sin deslices en la voz, 
    con inmóviles sombras en los brazos 
    y tus genitales segundos de estatua. 
    Así como eres todavía: copiándote a ti misma, 
    cuando no eres ya sino la espuma de tu propia vida. 

    Bien te sentí en mi sueño como verso divinizado. 
    Mi tristeza no cabía en el fondo de mi dolor 
    y fue a manchar la noche de violeta. 

    El propio ruido de tus piernas habría despertado 
    los estanques, los recuerdos que a veces olvidamos en los huecos de los jardines, 
    las horas que nunca fueron más allá 
    de donde hoy se desangran segundo por segundo, 
    el silencio de muchas ventanas, 
    antiguos y pulidos razonamientos, montañas de destinos. 

    De un seno tuyo al otro sollozaba un poco de ternura. 

    Anoche te soñé y no puedo decirte mañana mi secreto 
    -porque el amor es un magnífico manzano 
    con frutos de metal envueltos en piel de inteligencia, 
    con hojas que recuerdan gravemente el futuro 
    y raíces como brazos sumidos en una nieve de santidad- 
    la misma ruta de mis dedos no podría encontrarte 
    ahí donde te guardas tan perfecta. 
    Yo no sabría elegir sino violentamente mi presencia: 
    te llenaría de asombro; acaso tu memoria no me crea. 
    Mi fatiga te gritaría un absoluto amor. 
    Por el cristal de aumento de la luna 
    la sonrisa de Dios estallaría. 

    Y mi cuerpo se deshace en gotas de mañana.