Canción oriental, de Federico García Lorca | Poema

    Poema en español
    Canción oriental

    Es la granada olorosa 
    un cielo cristalizado. 
    (Cada grano es una estrella, 
    cada velo es un ocaso.) 
    Cielo seco y comprimido 
    por la garra de los años. 

    La granada es como un seno 
    viejo y apergaminado, 
    cuyo pezón se hizo estrella 
    para iluminar el campo. 

    Es colmena diminuta 
    con panal ensangrentado, 
    pues con bocas de mujeres 
    sus abejas la formaron. 
    Por eso al estallar, ríe 
    con púrpuras de mil labios... 

    La granada es corazón 
    que late sobre el sembrado, 
    un corazón desdeñoso 
    donde no pican los pájaros, 
    un corazón que por fuera 
    es duro como el humano, 
    pero da al que lo traspasa 
    olor y sangre de mayo. 
    La granada es el tesoro 
    del viejo gnomo del prado, 
    el que habló con niña Rosa 
    en el bosque solitario. 
    Aquel de la blanca barba 
    y del traje colorado. 
    Es el tesoro que aun guardan 
    las verdes hojas del árbol. 
    Arca de piedras preciosas 
    en entraña de oro vago. 

    La espiga es el pan. Es Cristo 
    en vida y muerte cuajado. 

    El olivo es la firmeza 
    de la fuerza y el trabajo. 

    La manzana es lo carnal, 
    fruta esfinge del pecado, 
    gota de siglos que guarda 
    de Satanás el contacto. 

    La naranja es la tristeza 
    del azahar profanado, 
    pues se torna fuego y oro 
    lo que antes fue puro y blanco. 

    Las vides son la lujuria 
    que se cuaja en el verano, 
    de las que la iglesia saca, 
    con bendición, licor santo. 

    Las castañas son la paz 
    del hogar. Cosas de antaño. 
    Crepitar de leños viejos, 
    peregrinos descarriados. 

    La bellota es la serena 
    poesía de lo rancio, 
    y el membrillo de oro débil 
    la limpieza de lo sano. 

    Mas la granada es la sangre, 
    sangre del cielo sagrado, 
    sangre de la tierra herida 
    por la aguja del regato. 
    Sangre del viento que viene 
    del rudo monte arañado. 

    Sangre de la mar tranquila, 
    sangre del dormido lago. 
    La granada es la prehistoria 
    de la sangre que llevamos, 
    la idea de sangre, encerrada 
    en glóbulo duro y agrio, 
    que tiene una vaga forma 
    de corazón y de cráneo. 

    ¡Oh granada abierta!, que eres 
    una llama sobre el árbol, 
    hermana en carne de Venus, 
    risa del huerto oreado. 
    Te cercan las mariposas 
    creyéndote sol parado, 
    y por miedo de quemarse 
    huyen de ti los gusanos. 

    Porque eres luz de la vida, 
    hembra de las frutas. Claro 
    lucero de la floresta 
    del arroyo enamorado. 

    ¡Quién fuera como tú, fruta, 
    todo pasión sobre el campo!

    Federico García Lorca (Fuentevaqueros, 5 de junio de 1898 – camino de Víznar a Alfacar, 1936) fue un poeta y dramaturgo español, adscrito a la generación del 27. Desde pequeño entró en contacto con las artes a través de la música y el dibujo. En 1915 comenzó a estudiar Filosofía y Letras, así como Derecho, en la Universidad de Granada. Formó parte de El Rinconcillo, tertulia de los artistas granadinos, donde conoció a Manuel de Falla. Entre 1916 y 1917 realizó una serie de viajes por España con sus compañeros de estudios, que inspiraron su primer libro Impresiones y paisajes (1918). En 1919 se instaló en la Residencia de Estudiantes de Madrid, coincidiendo con numerosos artistas e intelectuales como Luis Buñuel, Rafael Alberti o Salvador Dalí. Allí empezó a florecer su actividad literaria, con la publicación de obras como Libro de poemas (1921) o El maleficio de la mariposa (1920). En 1929 viajó a Nueva York por sugerencia de Fernando de los Ríos, plasmando este viaje en Poeta en Nueva York, que se publicaría cuatro años después de su muerte, en 1940. En 1931 fundó el grupo teatral universitario La Barraca, para acercar el teatro al pueblo mediante obras del Siglo de Oro. Otro viaje a Buenos Aires en 1933 hizo crecer más su popularidad con el estreno de Bodas de Sangre y a su vuelta a España, un año después, siguió publicando diversas obras como Yerma o La casa de Bernarda Alba. En 1936, al regresar a Granada, fue detenido y fusilado por sus ideas liberales.