Despavorido por el olor a olvido que se desprende de mis antepasados y absorto ante la inteligencia con que los de mi raza se exterminan
Teniendo que llamar semejantes a mamíferos peores que bestias y teniendo que llamar existencia a un huracán de enigma y de óxido
Provisional, infamado y maldito aparto tus vestidos y toco tu hermosura con las manos cuarteadas de venganza
Y tú, tempestuosa que buscas el raigón del placer con un jadeo que sube de la caverna de la especie a qué odio te refieres, de qué miseria eres el parto qué rabia aportas a esta alcoba salvaje?
Mientras desciende el sol, lento como la muerte, observas a menudo esa calle donde está la escalera que conduce a la puerta de tu guarida. Dentro se encuentra un hombre pálido, cumplida ya, remota la mitad de su edad; fuma y se asoma