Los que sin fervor comen del gran pan del idioma y lo usan como adorno o coraza o chantaje sienten por mí un rechazo donde la rabia asoma: yo no he llamado patria más que a ti y al lenguaje
Los que destinan himnos y medallas y honor al cuervo de la guerra y nunca a la paloma de la lujuria, miran mi cama con rencor: yo no he llamado patria más que a ti y al idioma
De la fraternidad, de la honra civil sé que nadie la siente ni nadie la derrama si convierte al lenguaje en una jerga vil y en su cuerpo sofoca la milagrosa llama
Celebrar como a un dios el fuego de la mano, sentir por las palabras un respeto profundo: sólo así el transeúnte puede ser nuestro hermano y nuestros camaradas la materia y el mundo
La carne me ha enseñado el más hondo saber y el lenguaje me enseña su lección venerable: que el Tiempo es un abrazo del hombre y la mujer, que el universo es una palabra formidable.
Mientras desciende el sol, lento como la muerte, observas a menudo esa calle donde está la escalera que conduce a la puerta de tu guarida. Dentro se encuentra un hombre pálido, cumplida ya, remota la mitad de su edad; fuma y se asoma