Las pajas del pesebre, niño de Belén, hoy son flores y rosas, mañana serán hiel.
Lloráis entre las pajas de frío que tenéis, hermoso niño mío, y de calor también.
Dormid, cordero santo, mi vida, no lloréis, que si os escucha el lobo, vendrá por vos, mi bien.
Dormid entre las pajas, que aunque frías las veis, hoy son flores y rosas, mañana serán hiel.
Las que para abrigaros tan blandas hoy se ven serán mañana espinas en corona cruel.
Mas no quiero deciros, aunque vos lo sabéis, palabras de pesar en días de placer.
Que aunque tan grandes deudas en paja cobréis, hoy son flores y rosas, mañana serán hiel.
Dejad el tierno llanto, divino Emanüel, que perlas entre pajas se pierden sin por qué.
No piense vuestra madre que ya Jerusalén previene sus dolores, y llore con Joseph.
Que aunque pajas no sean corona para Rey, hoy son flores y rosas, mañana serán hiel.
Lope de Vega fue uno de los más importantes poetas y dramaturgos del Siglo de Oro español y uno de los más prolíficos de la literatura universal. Cultivó todos los géneros literarios: desde las obras pastoriles La Arcadia y Los pastores de Belén, en las incluyó numerosos poemas, hasta la novela bizantina El peregrino en su patria, que incluye cuatro autos sacramentales, pasando por las novelas cortas de tipo italianizante La Filomena y La Circe. A la tradición de La Celestina, se adscribe La Dorotea, donde narra sus frustrados amores juveniles con Elena Osorio. Sin embargo, donde realmente vemos al Lope renovador es en el género dramático. Después de una larga experiencia escribiendo para la escena, compuso el Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo, donde expone sus teorías dramáticas. Sus obras más conocidas son las que tratan los problemas de abusos por parte de los nobles, situaciones frecuentes en el panorama político de la España del siglo XV. Entre ellas se encuentran: Fuente Ovejuna, El mejor alcalde, el rey, Peribáñez y el comendador de Ocaña y El caballero de Olmedo. De tema amoroso son La doncella Teodora, El perro del hortelano, El castigo del discreto, La hermosa fea y La moza de cántaro.
Hermosas alamedas deste prado florido por donde entrar el sol pretende en vano; fuentes puras y ledas, que con manso rüido a las aves lleváis el canto llano; monte de nieve cano, a quien te mira plata, hasta que el sol en agua te desata;