Sale la estrella de Venus, de Félix Lope de Vega | Poema

    Poema en español
    Sale la estrella de Venus

    Sale la estrella de Venus 
    al tiempo que el sol se pone, 
    y la enemiga del día 
    su negro manto descoge, 

    y con ella un fuerte moro 
    semejante a Rodamonte 
    sale de Sidonia airado, 
    de Jerez la vega corre, 

    por donde entra Guadalete 
    al mar de España, y por donde 
    Santa María del Puerto 
    recibe famoso nombre. 

    Desesperado camina, 
    que siendo en linaje noble, 
    le deja su dama ingrata 
    porque se suena que es pobre; 

    y aquella noche se casa 
    con un moro feo y torpe 
    porque es alcaide en Sevilla 
    del Alcázar y la Torre. 

    Quejándose tiernamente 
    de un agravio tan inorme, 
    y a sus palabras la vega 
    con dulces ecos responde: 

    «-Zaida, dice, más airada 
    que el mar que las naves sorbe, 
    más dura e inexorable 
    que las entrañas de un monte, 

    ¿cómo permites, cruel, 
    después de tantos favores, 
    que de prendas de mi alma 
    ajena mano se adorne? 

    ¿Es posible que te abraces 
    a las cortezas de un roble, 
    y dejes el árbol tuyo 
    desnudo de fruta y flores? 

    Dejas tu amado Gazul, 
    dejas tres años de amores, 
    y das la mano a Albenzaide, 
    que aun apenas le conoces. 

    Dejas a un pobre muy rico 
    y un rico muy pobre escoges, 
    pues las riquezas del cuerpo 
    a las del alma antepones. 

    Alá permita, enemiga, 
    que te aborrezca y le adores, 
    y que por celos suspires 
    y por ausencia le llores, 

    y que de noche no duermas, 
    y de día no reposes, 
    y en la cama le fastidies, 
    y que en la mesa le enojes, 

    y en las fiestas, en las zambras, 
    no se vista tus colores, 
    ni aun para verlas permita 
    que a la ventana te asomes; 

    y menosprecie en las cañas, 
    para que más te alborotes, 
    el almaizar que le labres 
    y la manga que le bordes; 

    y se ponga de su amiga 
    con la cifra de su nombre, 
    a quien le dé los cautivos 
    cuando de la guerra torne; 

    y en batalla de cristianos 
    de velle muerto te asombres, 
    y plegue a Alá que suceda 
    cuando la mano le tomes, 

    que si le has de aborrecer, 
    que largos años le goces, 
    que es la mayor maldición 
    que pueden darte los hombres-». 

    Con esto llegó a Jerez 
    a la mitad de la noche; 
    halló el palacio cubierto 
    de luminarias y voces, 

    y los moros fronterizos 
    que por todas partes corren, 
    con sus hachas encendidas 
    y con libreas conformes. 

    Delante del desposado 
    en los estribos alzóse; 
    arrojóle una lanzada 
    de parte a parte pasóle; 

    alborotóse la plaza, 
    desnudó el moro un estoque, 
    y por mitad de la gente 
    hacia Sidonia volvióse.

    Lope de Vega fue uno de los más importantes poetas y dramaturgos del Siglo de Oro español y uno de los más prolíficos de la literatura universal. Cultivó todos los géneros literarios: desde las obras pastoriles La Arcadia y Los pastores de Belén, en las incluyó numerosos poemas, hasta la novela bizantina El peregrino en su patria, que incluye cuatro autos sacramentales, pasando por las novelas cortas de tipo italianizante La Filomena y La Circe. A la tradición de La Celestina, se adscribe La Dorotea, donde narra sus frustrados amores juveniles con Elena Osorio. Sin embargo, donde realmente vemos al Lope renovador es en el género dramático. Después de una larga experiencia escribiendo para la escena, compuso el Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo, donde expone sus teorías dramáticas. Sus obras más conocidas son las que tratan los problemas de abusos por parte de los nobles, situaciones frecuentes en el panorama político de la España del siglo XV. Entre ellas se encuentran: Fuente Ovejuna, El mejor alcalde, el rey, Peribáñez y el comendador de Ocaña y El caballero de Olmedo. De tema amoroso son La doncella Teodora, El perro del hortelano, El castigo del discreto, La hermosa fea y La moza de cántaro.