Las tiernas hijas del Plata Más frescas son que las flores; Sus palabras son amores, Dulce halago es su mirar. ¡Infeliz quien sus virtudes Y quien sus gracias no admira! Más infeliz quien las mira Y las tiene que dejar! Ten las alas un momento, No me robes el contento Manso viento. Cual la lumbre que de noche La luna esparce en los cielos, Nos vierten ellas consuelos En las horas de amargor. Y si risueño el Destino Placeres nos atesora, Son como flor que en la aurora Nos embriaga con su olor. Ten las alas un momento, No me robes el contento Manso viento. Sus negros ojos alcanzan De los amores la palma; A través de ellos el alma Se ve cándida brillar. Como entre arena plateada Refleja el nácar luciente, A través de la corriente Del augusto Paraná. Ten las alas un momento, No me robes el contento Manso viento. Sus corazones abrigan La pureza de su cielo, La inocencia de su suelo, Lo benigno de su Sol. Al picaflor ellas vencen En viveza y en donaire, Y les da la flor del aire Su fragancia y su frescor. Ten las alas un momento, No me robes el contento Manso viento. ¡Pobre de mí que ya nunca Las veré en playa extranjera! ¡Pobre de mí cuando muera Sin que me aliente su voz! Si escribió suertes risueñas Allá en su libro el Eterno, También cual noche de invierno Oscuras las escribió. Ten las alas, etc. ¡Adiós, estrellado cielo! ¡Adiós, oh río argentino! Donde me arrastre el Destino Serán tus hijas mi amor. ¿Cuál habrá entre ellas que un día Mi oscuro nombre repita?... ¿Ningún corazón palpita Cuando oye mi triste Adiós? Ten las alas un momento, No me robes el contento Manso viento.
Las tiernas hijas del Plata Más frescas son que las flores; Sus palabras son amores, Dulce halago es su mirar. ¡Infeliz quien sus virtudes Y quien sus gracias no admira! Más infeliz quien las mira Y las tiene que dejar!