Búscame ahora que tenemos en común
esta dulce sensación calórica
del sol en la piel los días de invierno.
Ahora que nuestras palabras no son tan ajenas,
ni tan nuestras siquiera.
Es preferible
ser hermano del hambre
a sobrino de la opulencia.
En estos tiempos
de venta de nuevos conceptos
a través de la ignorancia misma
es fácil estar del lado
de lo innecesario.
Es preferible, entonces,
no pensar como una lata de conservas
abrefácil el cerebro,
estar a cualquier otro lado
del suicidio acordado,
deslegitimar
lo sospechosamente acertado,
ser culpable
por descaro
a cómplice
silenciado.
En estos tiempos que corren
lo mejor es caminar despacio,
leer las instrucciones en desuso,
masticar diez segundos lo justo,
tirar de la cadena, por si acaso.