El buitre, de Franz Kafka | Poema

    Poema en español
    El buitre

    Un buitre me picoteaba los pies. Ya me había desgarrado los zapatos y las medias y ahora me picoteaba los pies. Siempre tiraba un picotazo, volaba en círculos amenazadores alrededor y luego continuaba su obra. Pasó un señor, nos miró un rato y me preguntó por qué toleraba al buitre. 

    –Estoy indefenso –le dije–, vino y empezó a picotearme; lo quise espantar y hasta proyecté torcerle el pescuezo, pero estos animales son muy fuertes y quería saltarme a la cara. Preferí sacrificar los pies; ahora están casi hechos pedazos. 

    –No se debe atormentar –dijo el señor–, un tiro y es el final del buitre. 

    –¿De verdad? –pregunté–, ¿haría usted eso? 

    –Encantado –dijo el señor–, no tengo más que ir a casa a buscar mi fusil, ¿puede aguantar media hora más? 

    –No sé –le respondí, y por un instante me quedé rígido de dolor; después agregué–: por favor, pruebe de todos modos. 

    –Bueno –dijo el señor–, seré tan rápido como pueda. 

    El buitre había escuchado tranquilamente nuestro diálogo y había dejado vagar la mirada entre el señor y yo. Ahora vi que había comprendido todo: voló un poco más lejos, retrocedió para alcanzar el impulso óptimo, y, como un atleta que arroja la jabalina, encajó su pico en mi boca, profundamente. Al caer de espaldas sentí como una liberación; sentí que en mi sangre, que colmaba todas las profundidades y que inundaba todas las riberas, el buitre, irremediablemente, se ahogaba.

    Franz Kafka (Praga, 1883 - Kierling, Austria, 1924), escritor checo en lengua alemana. Nacido en el seno de una familia de comerciantes judíos, Franz Kafka se formó en un ambiente cultural alemán, y se doctoró en Derecho. Pronto empezó a interesarse por la mística y la religión judías, que ejercieron sobre él una notable influencia. Su obra, que nos ha llegado en contra de su voluntad expresa, pues ordenó a su íntimo amigo y consejero literario Max Brod que, a su muerte, quemara todos sus manuscritos, constituye una de las cumbres de la literatura alemana y se cuenta entre las más influyentes e innovadoras del siglo XX. En 1913, el editor Rowohlt accedió a publicar su primer libro, Meditaciones, que reunía extractos de su diario personal, pequeños fragmentos en prosa de una inquietud espiritual penetrante y un estilo profundamente innovador, a la vez lírico, dramático y melodioso. Sin embargo, el libro pasó desapercibido, los siguientes tampoco obtendrían ningún éxito fuera de un círculo íntimo de amigos y admiradores incondicionales. Entre 1913 y 1919 Franz Kafka escribió El proceso, La metamorfosis y La condena y publicó El fogonero, que incorporaría más adelante a su novela América, En la colonia penitenciaria y el volumen de relatos Un médico rural.