Una paloma al volar su dorado pico abría; todos dicen que me hablaba, pero yo no le entendía.
I
Dame las alas, paloma, para volar a tus vuelos, para subir a los cielos de otro cielo que no asoma. Este cielo que me toma, nieve y silencio temía; y ha de caer todavía mientras tu voz se sustraiga, -Si está cayendo, que caiga, no ha de durar más de un día.
2
¿Por qué ya no puedo amarte -ay Amor- sin conocerte, si en buscarte está la muerte de saberte y no encontrarte? ¿Por qué de un tiempo a esta parte en tu nombre está mi suerte? ¿Por qué, si digo no verte, te pido que si me amas me digas cómo te llamas -ay Amor- para quererte?
3
Esta noche callaría, aunque viniese la muerte. ¿y el silencio de perderte con qué voz te cantaría? Naranja dulce del día, nocturno limón celeste, te pido un favor y es éste: (el que la canción pedía) que le digas a María que esta noche no se acueste.