Íntima, de Gabriela Mistral | Poema

    Poema en español
    Íntima

    Tú no oprimas mis manos. 
    Llegará el duradero 
    tiempo de reposar con mucho polvo 
    y sombra en los entretejidos dedos. 

    Y dirías: «No puedo 
    amarla, porque ya se desgranaron 
    como mieses sus dedos». 

    Tú no beses mi boca. 
    Vendrá el instante lleno 
    de luz menguada, en que estaré sin labios 
    sobre un mojado suelo. 

    Y dirías: «La amé, pero no puedo 
    amarla más, ahora que no aspira 
    el olor de retamas de mi beso». 

    Y me angustiara oyéndote, 
    y hablaras loco y ciego, 
    que mi mano será sobre tu frente 
    cuando rompan mis dedos, 
    y bajará sobre tu cara llena 
    de ansia mi aliento. 

    No me toques, por tanto. Mentiría 
    al decir que te entrego 
    mi amor en estos brazos extendidos, 
    en mi boca, en mi cuello, 
    y tú, al creer que lo bebiste todo, 
    te engañarías como un niño ciego. 

    Porque mi amor no es sólo esta gavilla 
    reacia y fatigada de mi cuerpo, 
    que tiembla entera al roce del cilicio 
    y que se me rezaga en todo vuelo. 

    Es lo que está en el beso, y no es el labio; 
    lo que rompe la voz, y no es el pecho: 
    ¡es un viento de Dios, que pasa hendiéndome 
    el gajo de las carnes, volandero! 

    Gabriela Mistral nació en Vicuña, Chile, en 1889, y murió en Nueva York en 1957. Obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1945 y el Premio Nacional de Literatura en 1951. Publicó los poemarios Desolación (1922), Ternura (1924), Tala (1938) y Lagar (1954). Póstumamente aparecieron Poema de Chile (1967) y Almácigo (2016), entre otros. Fue también una ensayista y cronista cuya importancia es reivindicada cada vez más. En esa línea, Lumen ha publicado Niña errante (2010), su correspondencia con Doris Dana, y Caminando se siembra. Prosas inéditas (2013).