Rima 24. Dos rojas lenguas de fuego, de Gustavo Adolfo Bécquer | Poema

    Poema en español
    Rima 24. Dos rojas lenguas de fuego

    Dos rojas lenguas de fuego 
    que a un mismo tronco enlazadas 
    se aproximan, y al besarse 
    forman una sola llama; 

    dos notas que del laúd 
    a un tiempo la mano arranca, 
    y en el espacio se encuentran 
    y armoniosas se abrazan; 

    dos olas que vienen juntas 
    a morir sobre una playa 
    y que al romper se coronan 
    con un penacho de plata; 

    dos jirones de vapor 
    que del lago se levantan 
    y al juntarse allá en el cielo 
    forman una nube blanca; 

    dos ideas que al par brotan, 
    dos besos que a un tiempo estallan, 
    dos ecos que se confunden, 
    eso son nuestras dos almas. 

    Gustavo Adolfo Bécquer, pseudónimo de Gustavo Claudio Domínguez Bastida, nació en Sevilla en 1836, e ingresó a los diez años en un colegio de huérfanos. Vivió más tarde con su madrina, donde empezó a leer a los autores realistas y románticos. En 1854 se instaló en Madrid. En 1857, sufrió una grave enfermedad. Posteriormente se dedicó al periodismo. Entre 1859 y 1861 escribe las primeras rimas y siete leyendas. En 1863 se recluye en el monasterio de Veruela, donde escribió Cartas desde mi celda. En 1868 Bécquer rompe con su esposa y se instala en Toledo. Reescribe las rimas. En 1870 muere su hermano Valeriano, el pintor, y tres meses más tarde él, en Madrid. Además de como poeta, donde revela una extrema sensibilidad, destaca como prosista, donde combina con maestría lo terrorífico y lo legendario.