Rima 43. Dejé la luz a un lado, y en el borde, de Gustavo Adolfo Bécquer | Poema

    Poema en español
    Rima 43. Dejé la luz a un lado, y en el borde

    Dejé la luz a un lado, y en el borde 
    de la revuelta cama me senté, 
    mudo, sombrío, la pupila inmóvil 
    clavada en la pared. 

    ¿Qué tiempo estuve así? No sé; al dejarme 
    la embriaguez horrible del dolor, 
    expiraba la luz y en mis balcones 
    reía el sol. 

    Ni sé tampoco en tan terribles horas 
    en qué pensaba o qué pasó por mí; 
    sólo recuerdo que lloré y maldije 
    y que en aquella noche envejecí. 

    Gustavo Adolfo Bécquer, pseudónimo de Gustavo Claudio Domínguez Bastida, nació en Sevilla en 1836, e ingresó a los diez años en un colegio de huérfanos. Vivió más tarde con su madrina, donde empezó a leer a los autores realistas y románticos. En 1854 se instaló en Madrid. En 1857, sufrió una grave enfermedad. Posteriormente se dedicó al periodismo. Entre 1859 y 1861 escribe las primeras rimas y siete leyendas. En 1863 se recluye en el monasterio de Veruela, donde escribió Cartas desde mi celda. En 1868 Bécquer rompe con su esposa y se instala en Toledo. Reescribe las rimas. En 1870 muere su hermano Valeriano, el pintor, y tres meses más tarde él, en Madrid. Además de como poeta, donde revela una extrema sensibilidad, destaca como prosista, donde combina con maestría lo terrorífico y lo legendario.