Rima 61. Al ver mis horas de fiebre, de Gustavo Adolfo Bécquer | Poema

    Poema en español
    Rima 61. Al ver mis horas de fiebre

    Al ver mis horas de fiebre 
    e insomnio lentas pasar, 
    a la orilla de mi lecho, 
    ¿quién se sentará? 

    Cuando la trémula mano 
    tienda próxima a expirar 
    buscando una mano amiga, 
    ¿quién la estrechará? 

    Cuando la muerte vidríe 
    de mis ojos el cristal, 
    mis párpados aún abiertos 
    ¿quién los cerrará? 

    Cuando la campana suene 
    (si suena en mi funeral), 
    una oración al oírla 
    ¿quién murmurará? 

    Cuando mis pálidos restos 
    oprima la tierra ya, 
    sobre la olvidada fosa 
    ¿quién vendrá a llorar? 

    ¿Quién en fin al otro día 
    cuando el sol vuelva a brillar 
    de que pasé por el mundo 
    ¿quién se acordará? 

    Gustavo Adolfo Bécquer, pseudónimo de Gustavo Claudio Domínguez Bastida, nació en Sevilla en 1836, e ingresó a los diez años en un colegio de huérfanos. Vivió más tarde con su madrina, donde empezó a leer a los autores realistas y románticos. En 1854 se instaló en Madrid. En 1857, sufrió una grave enfermedad. Posteriormente se dedicó al periodismo. Entre 1859 y 1861 escribe las primeras rimas y siete leyendas. En 1863 se recluye en el monasterio de Veruela, donde escribió Cartas desde mi celda. En 1868 Bécquer rompe con su esposa y se instala en Toledo. Reescribe las rimas. En 1870 muere su hermano Valeriano, el pintor, y tres meses más tarde él, en Madrid. Además de como poeta, donde revela una extrema sensibilidad, destaca como prosista, donde combina con maestría lo terrorífico y lo legendario.