Rima 71. No dormía, vagaba en ese limbo, de Gustavo Adolfo Bécquer | Poema

    Poema en español
    Rima 71. No dormía, vagaba en ese limbo

    No dormía; vagaba en ese limbo 
    en que cambian de forma los objetos, 
    misteriosos espacios que separan 
    la vigilia del sueño. 

    Las ideas que en ronda silenciosa 
    daban vueltas en torno a mi cerebro, 
    poco a poco en su danza se movían 
    con un compás más lento. 

    De la luz que entra al alma por los ojos 
    los párpados velaban el reflejo; 
    mas otra luz el mundo de visiones 
    alumbraba por dentro. 

    En este punto resonó en mi oído 
    un rumor semejante al que en el templo 
    vaga confuso al terminar los fieles 
    con un Amén sus rezos.
     
    Y oí como una voz delgada y triste 
    que por mi nombre me llamó a lo lejos, 
    ¡y sentí olor de cirios apagados, 
    de humedad y de incienso! 



     . . . . . . . . . 
     . . . . . . . . . 



    Entró la noche y del olvido en brazos 
    caí cual piedra en su profundo seno: 
    Dormí y al despertar exclamé: ¡Alguien 
    que yo quería ha muerto! 

    Gustavo Adolfo Bécquer, pseudónimo de Gustavo Claudio Domínguez Bastida, nació en Sevilla en 1836, e ingresó a los diez años en un colegio de huérfanos. Vivió más tarde con su madrina, donde empezó a leer a los autores realistas y románticos. En 1854 se instaló en Madrid. En 1857, sufrió una grave enfermedad. Posteriormente se dedicó al periodismo. Entre 1859 y 1861 escribe las primeras rimas y siete leyendas. En 1863 se recluye en el monasterio de Veruela, donde escribió Cartas desde mi celda. En 1868 Bécquer rompe con su esposa y se instala en Toledo. Reescribe las rimas. En 1870 muere su hermano Valeriano, el pintor, y tres meses más tarde él, en Madrid. Además de como poeta, donde revela una extrema sensibilidad, destaca como prosista, donde combina con maestría lo terrorífico y lo legendario.