La locura del arte, de Henry James - Editorial Lumen

Una selección de los mejores escritos críticos de Henry James. Cuando la novela aún no había alcanzado a la poesía en la jerarquía de las artes, Henry James revolucionó la narrativa de su tiempo con creaciones muy arriesgadas y, como consecuencia, empezó a echar de menos una reflexión crítica paralela a su obra. Fue así como se puso a trabajar en ensayos sobre el arte de escribir novelas, tomando como referencia a los grandes novelistas que le habían precedido, entre ellos George Eliot y Gustave Flaubert. Más adelante, a principios del siglo XX, cuando su obra completa se publicó por primera vez en Nueva York, el autor se encargó personalmente de escribir unos iluminadores prefacios a sus obras. Este volumen, editado y prologado por Andreu Jaume y traducido por Olivia de Miguel, reúne una selección de textos en los que Henry James habla de Henry James. El resultado es una de las experiencias críticas y autobiográficas más interesantes de la historia de la literatura. 'Trabajamos en la oscuridad...Lo hacemos lo mejor que podemos y entregamos todo lo que está en nuestras manos. La duda es nuestra pasión, y a esa pasión nos dedicamos con ahínco. El resto corre de cuenta de la locura del arte' Henry James
Tapa dura
237 x 158 mm
424 páginas
8426422594
9788426422590

Henry James (Nueva York, 1843-Londres, 1916) nació en el seno de una adinerada y culta familia de origen irlandés. Recibió una educación ecléctica y cosmopolita, que se desarrolló mayoritariamente en Europa. En 1875 se estableció en Inglaterra después de publicar en Estados Unidos sus primeros relatos. El conflicto entre la cultura europea y la estadounidense está en el centro de muchas de sus obras, desde su primera novela, Roderick Hudson (1875), hasta la trilogía con la cual culmina su carrera: Las alas de la paloma (1902), Los embajadores (1903) y La copa dorada (1904). Maestro de la novela breve, algunos de sus logros más celebrados se hallan en este género: Otra vuelta de tuerca (1898), En la jaula (1898) o Los periódicos (1903). Cerca del final de su vida se nacionalizó inglés. En palabras de Gore Vidal, "no había nada que James hiciera como un inglés, ni tampoco como un estadounidense. Él mismo era su gran realidad, un nuevo mundo, una terra incognita cuyo mapa tardaría el resto de sus días en trazar para todos nosotros". 

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