La lágrima infinita, de Hilarión Cabrisas | Poema

    Poema en español
    La lágrima infinita

    ¡Esa!... La que en el alma llevo oculta; 
    la que no salta afuera ni se expande 
    en la pupila; la que a nadie insulta 
    en un alarde de dolor: la grande, 

    la infinita, la muda, la sombría, 
    la terca, la traidora, la doliente 
    lágrima de dolor, lágrima mía, 
    que está clavada en mí profundamente! 

    La que no da una tregua ni un consuelo 
    de dulce sollozar. La que me hiere, 
    y me punza, y me obsede, y pone un velo 
    turbio en mis ojos; la que nunca muere 

    ni nace a flor de rostro; la que nunca 
    refrena su latir; la que no intenta 
    asomarse a la faz y queda trunca, 
    y hace la pena interminable y lenta... 

    Cántaros secos, áridos, mis ojos; 
    páramos sin frescura ni rocío; 
    febricitantes de escrutar los rojos 
    límites, del espacio y del vacío... 

    ¡Esa!... La que no llega, ni ha llegado, 
    ni llegará a los ojos nunca... ¡nunca!... 
    Mi lágrima tenaz que no ha mojado 
    el Sahara estéril de mi vida trunca, 

    ¡Ésa... no la verás, porque en la calma 
    de mis angustias, se ha trocado en perla! 
    Para verla hace falta tener alma; 
    y tú, ¡no tienes alma para verla!... 

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