En la ruta, de Irene Gruss | Poema

    Poema en español
    En la ruta

    Lo único que podría curarme 
    o que al fin me sacara de este hospicio 
    es subir a un auto de línea sport 
    no muy confortable 
    pero amplio 
    que lo manejara 
    un hombre pudiente 
    potente 
    y valeroso 
    o sea temeroso de sí. 
    Si él aceptara conducir hasta la ruta 
    (odio el límite de la ciudad, 
    ese bochorno de la pobreza salpicado por uno que otro 

    cardo o girasol), 
    donde comienza la fila larga y azul del lino 
    o los maizales, amarillos, 
    si la antena de la radio funcionara 
    yo podría quitarme este peso de encima 
    podría mirar las cosas de forma diferente. 

    Sin que intervenga, sin presión de ningún tipo 
    este hombre serio o 
    sonriente 
    me acariciaría suavemente la nuca 
    de manera tal 
    que mi pelo pajizo se convertiría en lacio 
    mi nudo nervioso pasaría a 
    relajarse, 
    y podría mirarlo de frente, sonreírme yo también 
    o al menos 
    dibujar un nombre en la ventanilla 
    sin problema, como si él no existiera. 
    Entonces yo tomaría el volante 
    y mientras él descansara 
    (mirando fijamente la mano contraria) 
    me pondría a cantar esas canciones de 
    preguerra 
    que tanto enloquecieron a la generación 
    anterior. 
    Sólo así podría dominar mi ira 
    solamente así. 
    Cuando el auto se haya alejado bastante 
    y el calor sólo sea 
    esa curiosidad 
    por las mariposas estrellándose 
    contra el motor, 
    y el hombre a mi lado no se inmute 
    ni se inmiscuya 
    cuando la 
    alegría 
    sea lo único que me plazca. 

    • Lo único que podría curarme 
      o que al fin me sacara de este hospicio 
      es subir a un auto de línea sport 
      no muy confortable 
      pero amplio 
      que lo manejara 
      un hombre pudiente 
      potente 
      y valeroso 
      o sea temeroso de sí. 

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