Boca de llanto, de Jaime Sabines | Poema

    Poema en español
    Boca de llanto

    Boca de llanto, me llaman 
    tus pupilas negras, 
    me reclaman. Tus labios 
    sin ti me besan. 
    ¡Cómo has podido tener 
    la misma mirada negra 
    con esos ojos 
    que ahora llevas! 

    Sonreíste. ¡Qué silencio, 
    qué falta de fiesta! 
    ¡Cómo me puse a buscarte 
    en tu sonrisa, cabeza 
    de tierra, 
    labios de tristeza! 

    No lloras, no llorarías 
    aunque quisieras; 
    tienes el rostro apagado 
    de las ciegas. 

    Puedes reír. Yo te dejo 
    reír, aunque no puedas. 

    • Dulces muslos deseados, 
      íntima piel suave, 
      mujer en muslos dulces, 
      ¿dónde estás? ¿Qué ha quedado 
      de ti? Para mi boca 
      el aire calcinado. 
      Muslos de amor, 
      amantes, apretados, 
      tiernos, desnudos, sellados. 
      Esbeltos de mis ojos, 

    • Me encanta Dios. Es un viejo magnífico que no se toma en serio. A él le gusta jugar y juega, y a veces se le pasa la mano y nos rompe una pierna o nos aplasta definitivamente. Pero esto sucede porque es un poco cegatón y bastante torpe con las manos. 

    • Trato de escribir en la oscuridad tu nombre. Trato de escribir que te amo. Trato de decir a oscuras todo esto. No quiero que nadie se entere, que nadie me mire a las tres de la mañana paseando de un lado a otro de la estancia, loco, lleno de ti, enamorado.

    • La luna se puede tomar a cucharadas 
      o como una cápsula cada dos horas. 
      Es buena como hipnótico y sedante 
      y también alivia 
      a los que se han intoxicado de filosofía. 
      Un pedazo de luna en el bolsillo 
      es mejor amuleto que la pata de conejo: 

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