Después de todo, de Jaime Sabines | Poema

    Poema en español
    Después de todo

    Después de todo -pero después de todo- 
    sólo se trata de acostarnos juntos, 
    se trata de la carne, 
    de los cuerpos desnudos, 
    lámpara de la muerte en el mundo. 

    Gloria degollada, sobreviviente 
    del tiempo sordomudo 
    mezquina paga de los que mueren juntos. 

    A la miseria del placer, eternidad, 
    condenaste la búsqueda, al injusto 
    fracaso encadenaste sed, 
    clavaste el corazón a un muro. 

    Se trata de mi cuerpo al que bendigo, 
    contra el que lucho, 
    el que ha de darme todo 
    en un silencio robusto 
    y el que se muere y mata a menudo. 

    Soledad, márcame con tu pie desnudo. 
    Aprieta mi corazón como las uvas 
    y lléname la boca con su licor maduro. 

    • Dulces muslos deseados, 
      íntima piel suave, 
      mujer en muslos dulces, 
      ¿dónde estás? ¿Qué ha quedado 
      de ti? Para mi boca 
      el aire calcinado. 
      Muslos de amor, 
      amantes, apretados, 
      tiernos, desnudos, sellados. 
      Esbeltos de mis ojos, 

    • Me encanta Dios. Es un viejo magnífico que no se toma en serio. A él le gusta jugar y juega, y a veces se le pasa la mano y nos rompe una pierna o nos aplasta definitivamente. Pero esto sucede porque es un poco cegatón y bastante torpe con las manos. 

    • Trato de escribir en la oscuridad tu nombre. Trato de escribir que te amo. Trato de decir a oscuras todo esto. No quiero que nadie se entere, que nadie me mire a las tres de la mañana paseando de un lado a otro de la estancia, loco, lleno de ti, enamorado.

    • La luna se puede tomar a cucharadas 
      o como una cápsula cada dos horas. 
      Es buena como hipnótico y sedante 
      y también alivia 
      a los que se han intoxicado de filosofía. 
      Un pedazo de luna en el bolsillo 
      es mejor amuleto que la pata de conejo: 

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