Tal vez guardes mi libro en alguna gaveta,
sin que nadie descubra qué relata su historia,
pues serán simplemente, los versos de un poeta,
tras arrancar la página de la dedicatoria...
Y pasarán los años... Pero acaso algún día,
o acaso alguna noche que estés sola en tu lecho,
abrirás la gaveta –como una rebeldía,
y leerás mi libro– tal vez como un despecho.
Y brotará un perfume de una ilusión suprema
sobre tu desencanto de esposa abandonada.
Y entonces con orgullo, marcarás un poema
Y guardarás mi libro debajo de la almohada.