Cese, señora, el duelo en vuestro canto, ¿Qué fuera nuestra vida sin enojos? ¡Vivir es padecer! ¡sufrir es santo! ¿Cómo fueran tan bellos vuestros ojos si alguna vez no los mojara el llanto? romped las cuerdas del amargo duelo. Quien sufre como vos sufrís, señora: es más que una mujer, algo del cielo, que de él huyó y entre nosotros mora.
Entre las flores del sueño oigo un susurro de selva: silencio playa el remordimiento asoma su cabeza desgreñada: el desorden (tempestuoso) turba y enciende las aguas: en el corazón que duele un dulce puñal se clava:
Una copa con alas: quién la ha visto antes que yo? Yo ayer la vi. Subía con lenta majestad, como quien vierte óleo sagrado: y a sus bordes dulces mis regalados labios apretaba:? Ni una gota siquiera, ni una gota del bálsamo perdí que hubo en tu beso!
Alma que me transportas: Voz desatada Que a las almas ajenas Llevas mi alma:- Cinta, cinta de fuego- Que pura y rauda A los sueltos humanos Alegras y atas;- Pastora, y pastorcilla Enamorada, Que junto al blanco y húmedo